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Columnas de opinión

Populismo e IGV

11. 02. 2011

11 de febrero del 2011

García Pérez dijo estar convencido que la inmensa mayoría de peruanos está de acuerdo con las medidas, asimismo, saludó que los distintos grupos políticos y candidatos se hayan mostrado favorables a las mismas. Aseguró que el objetivo es que cada hogar, que diariamente realiza compras, pagará menos. “Ya estamos en un nivel de crecimiento en el que podemos comenzar a reducir lo que el Estado le chupa a la sociedad”, enfatizó. (RPP, 10/02/2011)

La acelerada y unánime aprobación en la Comisión Permanente del Congreso de la Ley que reduce de 19% a 18% el IGV nos lleva a comentar de nuevo el tema, no tanto por la reducción misma sino por la preocupante y ligera manera en que se toman y se justifican decisiones de tanta importancia. La decisión tomada ayer le restará al fisco aproximadamente S/.2,000 millones cada año, dinero que claramente merecía mayor cuidado en su disposición.

Ya comentamos (CD 09/02/2011) que, como parte de una estrategia integral de manejo fiscal, es perfectamente razonable plantear una reducción de la elevada tasa del IGV. Pero la forma, motivación y oportunidad con que se ha hecho ayer son lamentables. Primero, desde Palacio se dijo que la reducción buscaba reducir la inflación, pero, como lo comentamos antes, el argumento es tan falto de sentido que ya no se menciona. Ahora se dice que el Estado busca regresar a las familias los tributos que, dada la bonanza fiscal, “ya no se necesitan”. Este argumento es casi tan malo como el primero: la única forma de determinar si el Estado necesita o no los recursos es viendo la situación de las cuentas fiscales. Es cierto que los ingresos fiscales están aumentando fuertemente, pero el hecho es que los gastos fiscales también. Por eso los excedentes fiscales de los años 2006-2008 se convirtieron en los déficits fiscales del 2009-2010 (ver segundo y tercer gráfico). Para el 2011 se esperaba que, si no se aumentaba nuevamente el presupuesto de gastos, se alcanzaría una situación de equilibrio fiscal, pero la reducción del IGV (y otras medidas ya en curso) nos llevarán nuevamente a un déficit fiscal.

Todos los economistas están de acuerdo en que el fuerte crecimiento de la economía requiere que la política fiscal se torne mucho más prudente; y también existe consenso respecto a que en las situaciones de bonanza fiscal como la actual (que no son permanentes) el sector público debe ahorrar significativamente (CD 28/04/2010). La reducción del IGV va directamente en contra de ambos principios. No hay forma de justificarla desde el punto de vista de la política fiscal, menos aún cuando el Congreso sigue tomando medidas como la ampliación de las exoneraciones tributarias de la selva que demuestran que no hay intención alguna de compensar razonablemente la expansión fiscal que la reducción origina.

El Presidente García ha anunciado que la reducción del IGV pondrá S/. 500 a disposición de cada familia. El Presidente debe estar muy mal informado. Si dividimos los aproximadamente S/.2,000 millones en menores impuestos por los 7.6 millones de hogares que hay en el Perú la cifra es de aproximadamente S/.260, pero eso no es lo peor. El hecho es que los S/.2,000 millones beneficiarán más a quienes más gastan en bienes y servicios que pagan IGV. Existen muchas críticas al IGV, pero es un hecho que quien más gasta más paga. Hemos hecho un ejercicio simple: Si comparamos el gasto promedio del 10% de familias más pobres del Perú y lo comparamos con el gasto del 10% de familias más ricas del Perú y asumimos que ambos grupos pagan proporcionalmente igual tasa de IGV en sus gastos (lo cual no es cierto, los pobres pagan proporcionalmente menos porque sus gastos son fuertemente en bienes que no pagan IGV, como muchos alimentos) entonces podemos calcular (muy conservadoramente) cuánto más se beneficiará una familia de altos ingresos que una familia de bajos ingresos con la reducción del IGV. En promedio una familia de altos ingresos ahorrará S/. 547 al año mientras que una familia de bajos ingresos ahorraría sólo S/. 50 al año. Una proporción de 11 a 1 (ver primer gráfico).

Bajar impuestos que afectan a casi todos siempre es popular: nos “beneficia” a todos. Por eso es una medida favorita de todo tipo de populistas. Pero los verdaderos costos y los verdaderos beneficiarios rara vez se entienden y menos se discuten. La reducción del IGV, sin medidas fiscales que lo hagan parte de una estrategia de re-estructuración fiscal, es populismo puro.