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Prensa

El peso del gasto público

17. 07. 2017

El Comercio

El gasto del Estado se multiplicó por cinco en los últimos 27 años. Un gran porcentaje se destinó al pago del sueldo de los trabajadores públicos.

En la última semana, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) reportó que los ingresos públicos reales acumularon diez trimestres consecutivos de contracción. Esta es la caída más pronunciada y prolongada desde las reformas estructurales de inicios de los años noventa, y resulta más severa que la que generó la crisis asiática (1999-2000) o la última crisis financiera internacional (2008-2009).

En un contexto de recursos fiscales cada vez menos abundantes y un aparato estatal cada vez más grande, el análisis de la eficiencia del gasto público cobra mayor importancia.

La expansión del sector público no ha sido poca. El gasto público real en el Perú se ha multiplicado por cinco en los últimos 27 años, al pasar de S/21 mil millones en 1990 a S/100 mil millones en el 2016, mientras que en el mismo período el producto real se multiplicó por poco más de tres. Según información del MEF para el 2016, el 76,6% de ese gasto corresponde a gastos corrientes (remuneraciones, bienes y servicios, y transferencias) y el 23,4% a gastos de capital (inversión pública). Del total del gasto corriente, cerca de la mitad (S/48 mil millones) se destina al pago de sueldos de los trabajadores públicos, principalmente por planilla como por la modalidad de contrato por administración de servicios (CAS). Es decir, por cada sol gastado en inversión pública, se gastaron dos soles en sueldos a funcionarios.

El aparato estatal emplea a uno de cada cuatro trabajadores formales y, según información de la planilla electrónica, en el último año generó más empleo formal dependiente que el sector privado. De los 113 mil empleos formales adicionales, el sector público fue responsable de 57 mil. Además, según la Autoridad Nacional del Servicio Civil, el 40% de los trabajadores del Estado están contratados vía CAS. Esta modalidad de contratación registró un crecimiento promedio anual de 8% durante los últimos cinco años. Para poner esta cifra en contexto, el empleo formal tuvo un crecimiento de 3% promedio anual en el mismo período.

La expansión del Estado de los últimos años no solo significó una mayor cantidad de empleos, sino también mejores salarios para los funcionarios. A partir de la información de la encuesta nacional de hogares para los empleos formales, la actividad económica que mayor incremento acumulado registró sobre los ingresos por salario en los últimos cinco años es administración pública y defensa (37,1%), seguida por otros servicios (36,2%), actividades de atención a la salud humana (36%) y construcción (35,7%). El incremento en los salarios de los trabajadores públicos resultaría casi 2,6 veces el incremento promedio de los salarios formales (14%). Con ello, para el 2016, el salario promedio de los trabajadores públicos (S/2.885) sería 21% más alto que el salario promedio formal (S/2.380).

—¿Hay calidad?—

La expansión estatal y el mayor gasto público no son negativos por sí mismos. Sin embargo, el nivel de servicios públicos y su calidad difícilmente reflejan este incremento. Por ejemplo, según la última edición del Índice Global de Competitividad (IGC) del Banco Mundial, la calidad de la infraestructura del país obtuvo tres de siete puntos posibles, lo cual significa una mejora de medio punto con relación a la edición 2007-2008. Con esos puntajes, el Perú se mantiene en el quintil de países con peor calidad de la infraestructura. Por otro lado, de acuerdo con el ránking de competitividad del Foro Económico Mundial, en el pilar de instituciones públicas el Perú ha pasado del puesto 58 en el 2005 al 117 este año.

La tendencia de gasto creciente, a fin de cuentas, se hace especialmente importante con un déficit fiscal al alza en los próximos meses, motivado en buena parte por los mayores gastos en la reconstrucción del norte del país y por la caída de la recaudación mencionada al inicio. Así, se estima que el próximo año el déficit fiscal ascendería a 3,4% del PBI, el más alto desde el 2000.

 

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