Skip to content
Prensa

Límites a la propiedad de la tierra: discusión sin piso

11. 02. 2012

11 de febrero del 2012
El Comercio

 
Lo importante es ampliar el uso de hectáreas que están subutilizadas.

Desde el año pasado, los medios vienen cubriendo la discusión con respecto a la pertinencia de establecer límites o no a la propiedad de la tierra. En nuestra opinión, la discusión es emocional y política. Es cierto que con frecuencia los argumentos parecen centrarse en temas como la productividad de la tierra o el mejor uso de la misma, pero, como veremos, ninguno de estos argumentos tiene sustento alguno. La cosa es clara: hay personas a las que, por principio, les parece mal la propiedad de grandes extensiones de tierra, probablemente por asociación con los problemas sociales y políticos que se derivaron de los latifundios de antaño y que no aplican en la actualidad. No tienen otros argumentos.

El tamaño no define la productividad
Para comenzar, la discusión sobre la productividad de la tierra en grandes extensiones o en pequeñas o medianas parcelas no es relevante para establecer límites legales a la propiedad de la misma. Todos sabemos que el minifundio tiende a ser poco productivo y que para algunos cultivos la tecnología moderna requiere grandes extensiones. Sin embargo, las parcelas eficientes en general no necesitan ser muy grandes ni requieren los diferentes tamaños que algunos proyectos de ley [ver http://www2.congreso.gob. pe/Sicr/TraDocEstProc/ CLProLey2011.nsf] plantean como límite de la propiedad. Pero, a su vez, tampoco hay un argumento técnico para que no deban existir parcelas muy extensas, más aun si se las dedica a la producción de varios cultivos. Además, si se tratara de temas técnicos, lo relevante no sería cuánta tierra posee una empresa o persona sino qué tamaño tienen las parcelas. ¿Acaso aplica algún argumento técnico si alguien tiene mil parcelas distintas, todas de cien hectáreas? ¿Las asociaciones de productores también estarían limitadas? Si no es así, tampoco deberían estarlo las sociedades anónimas que tengan muchos propietarios. Esta discusión pseudotécnica no tiene sentido.

La tierra se vende voluntariamente
Otro argumento para oponerse a la propiedad de grandes extensiones de tierra se refleja en las declaraciones que, según la prensa, hizo hace poco un dirigente gremial: “No se puede despojar de las propiedades a los pequeños productores para darles a las transnacionales”. Ciertamente, todos nos oponemos a que se despoje a cualquiera de sus propiedades, sean pequeños, medianos o grandes productores. Que sepamos, eso no está ocurriendo. Lo que está pasando es que las tierras son vendidas voluntariamente por sus propietarios. Estos pueden ser pequeños, medianos o grandes y disponen de su propiedad como mejor les parece, tal como establece la ley. Ellos venden sus tierras (no los “despojan”) a quien les ofrece un precio más atractivo que lo que ellos esperan sacar de su propio uso. Si no, no venderían.

Prohibir la propiedad es prohibir la venta
Pretender prohibirle a alguien la propiedad de ciertas tierras a la vez le niega a quien pensaba vender esas tierras el derecho de hacerlo a quien le parezca, en especial, a quien más le ha ofrecido por su parcela (obviamente, pues si no se la vendería a otro). Si al señor dirigente gremial mencionado alguien le ofrece un excelente precio por su casa o departamento, ¿le parecería bien que la ley le prohibiera venderlo porque el comprador “ya tiene muchos departamentos”? En este caso no existe una necesidad social tan importante que justifique interferir con el derecho de disponer libremente de la propiedad.

Seguridad alimentaria y libre competencia
Otro argumento no técnico, pero por lo menos identificable, es que se considera socialmente indeseable la concentración de la propiedad de la tierra. Comparando con la preocupación general con respecto a que el exceso de tamaño de una empresa en un mercado llevaría a un posible abuso de una posición de dominio, resulta claro que no existe tal riesgo en el sector agrícola. Según el Ministerio de Agricultura, en el Perú existen 7,6 millones de hectáreas con posible uso agrícola, de las cuales se utilizan actualmente 5,4 millones de hectáreas. Si, como propone el proyecto de ley mencionado, se limita la propiedad de la tierra a 25.000 hectáreas, eso quiere decir que se estaría restringiendo el tamaño máximo de un productor a ser 0,3% del mercado total de tierra agrícola. Obviamente, esto no constituye un peligro de control del mercado ni pone en riesgo la seguridad alimentaria del país, otro argumento sin sentido que se usa a veces.

Esta es una discusión ideológica, no técnica
Lo relevante, en todo caso, no es limitar la propiedad de la tierra sino ampliar el uso de los millones de hectáreas subutilizadas, que, en general, es lo que ha logrado la agricultura moderna en las últimas dos décadas. Esto es lo que ha permitido la tremenda expansión de la agroexportación en el Perú. Si alguien quiere invertir su capital a su propio riesgo para transformar extensos arenales en tierras productivas ¿debe prohibírsele? Si alguien no quiere que haya ropiedad grande de tierras agrícolas, está en su derecho de proponerlo, pero no pretendan darle un matiz técnico y acional a lo que es una posición puramente ideológica.
 
[pdf-embedder url=”http://www.ipe.org.pe/portal/wp-content/uploads/2018/01/2012_02_11-Límites-a-la-propiedad-de-la-tierra-discusión-sin-piso.pdf” title=”2012_02_11 – Límites a la propiedad de la tierra discusión sin piso”]