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Prensa

Los pocos que tributan

3. 04. 2017

3 de abril del 2017
El Comercio
 
El número de peruanos que efectivamente paga impuestos por su trabajo asciende a 1,1 millones. La base podría crecer si hay un tramo escalonado de la exoneración del Impuesto a la Renta.

Esta semana se cierra el año fiscal 2016 con la declaración de renta de las personas naturales y jurídicas. De los S/37 mil millones recaudados por Impuesto a la Renta en el 2016, el 24% corresponde a los impuestos al trabajo.

A pesar de la extendida idea de que son la mayoría de empleados e independientes formales los que contribuyen a la renta por trabajo, la situación fiscal real es más compleja.

—Tramo de arriba y tramo de abajo—

En el Perú, el Impuesto a la Renta de trabajo está conformado por dos regímenes: la cuarta categoría (trabajadores independientes) y la quinta categoría trabajadores dependientes). Ambos están exonerados de tributar por las primeras siete UIT (S/27.650) que reciben –aunque los independientes reciben una deducción adicional–. Dicho de otro modo, los trabajadores dependientes con ingresos por debajo de los S/2.000 al mes, aproximadamente, no pagan Impuesto a la Renta. El resto está sujeto a una tasa gradual por encima de las siete UIT, que va desde el 8% hasta el 30%, según el nivel de sus ingresos.

Usando la información de la Encuesta Nacional de Hogares elaborada por el INEI y tomando como referencia solo a aquellos trabajadores que laboran 20 horas o más a la semana, se cuentan casi 13 millones de trabajadores en el Perú, de los cuales solo 4,19 millones son formales (32,6% del total).

A partir de la información de los ingresos mensuales, la categoría de renta y las reglas tributarias vigentes al año 2015, se estima que la fuerza laboral que efectivamente tributa por su trabajo asciende a apenas 1,1 millones; es decir, solo uno de cada tres trabajadores es formal y, de estos formales, solo uno de cada cuatro se encuentra afecto al pago de Impuesto a la Renta.

Lo anterior permite también estimar –si bien imperfectamente– el impacto de la formalización laboral en la recaudación tributaria.

Dada la extensión del sector informal, sus ingresos y las siete UIT exoneradas, en un escenario hipotético en el que se hubiera eliminado del todo la informalidad laboral, aproximadamente 466 mil trabajadores adicionales estarían afectos al Impuesto a la Renta (pues sus salarios superan el tramo exonerado). Por lo tanto, el número de personas de base tributaria para el Impuesto a la Renta se hubiera ampliado en cerca de 44%, al pasar de 1,1 millones a 1,5 millones. Estos números apuntan a la necesidad de elevar la productividad en paralelo con los esfuerzos de formalización.

—Un tramo más—

Luis Alberto Arias, ex jefe de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), afirma que el actual tramo exonerado de siete UIT, evaluado en relación al nivel del PBI per cápita del Perú, resulta de los más altos en América Latina, por lo que existiría margen para una posible reducción.

Sin embargo, reducir el tramo exonerado –además de constituirse potencialmente en un desincentivo adicional a la formalidad laboral– incluiría en el pago de Impuesto a la Renta a personas con menores niveles de ingresos. En ese sentido, para evitar convertir la tributación en una carga demasiado onerosa para familias de pocos recursos, podría considerarse –según Arias– la creación de un tramo escalonado más bajo con una tasa más baja. Por ejemplo, un tramo inicial de 5% por encima de las cinco UIT.

Si en el 2015, por ejemplo, el tramo inafecto hubiera sido de cinco UIT en lugar de siete UIT, la base tributaria de personas habría pasado de 1,1 millones a 1,8 millones, un incremento de 68%. Si, además, se le sumase los trabajadores informales con sueldos por encima del corte, la base hubiera podido alcanzar 2,81 millones; es decir, cerca de 2,7 veces la base del 2015.

La viabilidad política de cambios tributarios de este tipo, sin embargo, depende de la correcta provisión de los servicios públicos que se financian con los impuestos. Así, la expansión de la base tributaria no solo deberá venir acompañada de mayor productividad en el sector formal e informal, sino también de la legitimidad que le da el buen uso de los impuestos.

 

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