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Columnas de opinión

Ley de trabajo no condiciona TLC; se necesita régimen flexible y promotor del empleo formal

24. 11. 2006

24 de noviembre de 2006

Según The Financial Times, el representante del Partido Demócrata en el Congreso de EEUU, Sander Levin, aclaró que tal como está, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el Perú no tendrá el respaldo de la vasta mayoría de demócratas. Esta declaración mostraría que los estándares laborales están en el centro de las objeciones de los líderes demócratas frente a los TLC con el Perú y Colombia. (Semanam@il 23.11.06)

Los sindicatos aprovechan el juego político de algunos congresistas de EEUU para empujar su rígida Ley General del Trabajo (LGT) que debate el Congreso, bajo el argumento de que con eso nos ratifican el TLC. Lo peor es que hay autoridades del Ejecutivo que caen en ese juego. El vínculo entre los dos temas es una movida política para enfriar los TLC con Perú y Colombia, pues esos congresistas son más enemigos de la integración comercial (ver The Economist) que amigos de las normas laborales. Sus objeciones, sobre «los estándares internacionales», son poco específicas y desinformadas en la medida que algunos temas ya fueron trabajados y consensuados. En todo caso, si tanto se preocupan por el tema laboral, ¿por qué no han reparado en el empleo que se perdería sin el TLC (ver The Economist)?

Prueba de esa movida es que la Unión Europea (UE), cuyos países miembros tienen normas más rígidas que las nuestras, no observaron nuestra legislación para darnos acceso al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP)-algo más limitado que el ATPDEA. En realidad el Perú está más en línea con los estándares aludidos y ha ratificado más de 5 veces el número de convenios de la OIT ratificados por EEUU. Lo que queda, es seguir empujando el TLC para que salga lo antes posible y firmar cartas complementarias al TLC negociado, con el compromiso de levantar las observaciones que subsistan, tal como planteó De Soto, pues el panorama sería algo más complicado en el próximo Congreso, dado que se acentuaría el cambio en la política externa de los EEUU que, según The Economist, le ha llevado a ocuparse más de lo que ocurre en otras latitudes.

La LGT no es un requisito para el TLC. Lo que debemos hacer, ahora que se demostró que los sindicatos no son representativos de los trabajadores (ver Correo de ayer y hoy), es volver a trabajar en una ley moderna y flexible, que permita a las empresas competir en un mundo cada vez más cambiante. Regímenes laborales como los de la Ley de Mypes o la Ley de Promoción Agraria deben ser el ejemplo. La LGT no recogió los intereses de quienes no tienen trabajo o trabajan en la informalidad o el subempleo, sin ningún derecho laboral, porque los sindicatos negociaron sus propios intereses. Dejemos ya las normas que presuponen que el objetivo del empresario es maltratar al trabajador. Así, no llegaremos a ninguna parte.

Variación Anual en el Empleo en Empresas de 10 y Más Trabajadores (En Porcentajes), 1999-2006*

Fuente: BCRP y MTPE / Elaboración: Instituto Peruano de Economía

*Enero-setiembre
La inversión genera crecimiento y empleo. Y el hecho de que la productividad del trabajo y los salarios no hayan crecido igual, como sugirió algún ex funcionario público, tiene una explicación: la productividad creció, (ver MEF) porque ante los altos costos no salariales, las empresas optaron por incrementar la productividad en vez de contratar. El problema de rigidez sigue vigente.