Competencia en mercado de medicamentos: ¿haremos como el cangrejo?
24 de enero del 2011
¿Qué medidas de corto plazo tomarán para romper el monopolio en los medicamentos oncológicos? La solución principal es la promoción de la competencia. Ahora, uno puede promover la competencia facilitando la presencia de otros actores económicos que importen productos similares, pero también se podría hacer estimulando a los propios productores nacionales para que fabriquen medicamentos oncológicos con mejores precios. (Gestión 24/01/2011)
La saga continúa. El Ministro de Salud, en representación del sector y el gobierno, sigue discutiendo con las empresas farmacéuticas a través de la prensa. Es decir, presionándolas políticamente. Esta vez se refirió específicamente a los medicamentos oncológicos, denunciando que no han disminuido pese a la rebaja arancelaria.
Sería interesante que el Ministerio, para empezar, presente un estudio económico en el que se precisen los determinantes de los precios de los medicamentos, incluyendo los aranceles. ¿Lo tienen? ¿O están simplemente haciendo una ramplona estimación antes/después, sin entender adecuadamente si son otros los determinantes de los precios que explican que no se haya pasado al público la reducción del arancel? Si es así (como lo sospechamos) resultaría poco seria, sino irresponsable, la actitud del Ministerio.
En la entrevista que concedió al diario, el Ministro Ugarte sugiere una serie de medidas con las que en general no coincidimos. Empezaremos con la que motivó el titular del artículo que citamos y que consideramos la peor. Cuando se le preguntó «cómo romperían el monopolio» -llama mucho la atención cómo se hace referencia constantemente a monopolios que abusan de su poder de mercado (sino no habría que romperlos) sin ninguna investigación que sustente estas afirmaciones-, dijo textualmente: «La solución principal es la promoción de la competencia.» Hasta aquí estamos totalmente de acuerdo, pero luego sigue. «Ahora, uno puede promover la competencia facilitando la presencia de otros actores económicos que importen productos similares, pero también se podría hacer estimulando a los propios productores nacionales para que fabriquen medicamentos oncológicos con mejores precios». Luego afirmó que «se vienen estudiando» incentivos tributarios (¡otra vez, no!) para conseguir el propósito mencionado previamente.
Valen la pena las siguientes aclaraciones. Primero, la Constitución establece que no se puede tratar diferenciadamente a inversionistas nacionales que a extranjeros. Segundo, en la misma entrevista el Ministro se refiere a los mismos supuestos paladines de la competencia al decir que las «empresas nacionales están presionando al Congreso» para que se pase regulación favorable a las mismas y contrarias a los intereses de los consumidores. Algunas de las empresas a la que se refiere consiguieron, durante el infalible gobierno de transición, una diferenciación de aranceles que les generó pingües rentas. Todos unos mercas. Tercero, los productores nacionales no tienen las patentes de medicamentos oncológicos -de los que, entendemos, no se producen genéricos-, la escala ni el equipo humano -doctores en magníficos centros de investigación vinculados a universidades que no son centros de enseñanza, sino de investigación- para producirlos.
Antes de buscar estas soluciones heroicas y poco factibles; ¿Ya tiene el Ministerio la información necesaria para que INDECOPI investigue el posible abuso de posición de dominio en la industria de medicamentos, oncológicos, o no? ¿Se va a utilizar este mecanismo establecido justamente para lidiar con problemas de competencia, incluyendo las penalidades del caso de haber responsables? ¿O se seguirá reaccionando como un planificador central frustrado porque los privados no reaccionan según lo diseñado en un gabinete?
Una breve nota, asociada a la última pregunta del párrafo previo, respecto de lo que creemos que reflejan algunos comentarios de autoridades políticas. La redactora, al preguntar al Ministro si estaba de acuerdo con un comentario de un ejecutivo de ALAFARPE (Asociación de Laboratorios Farmacéuticos del Perú) quien mencionó que la inflación en el origen encareció los medicamentos y que la libre competencia puede hacer que bajen, tomó posición y afirmó que esto no había sido así. El Ministro asintió. La redactora preguntó si primaban los intereses de esas empresas, a lo que el Ministro respondió «siempre hay intereses económicos». La confusión que trasunta la nota y es común en la política es la siguiente: Los incentivos privados aunque son egoístas generan resultados eficientes en tanto los mercados no presenten fallas, como las de inadecuada competencia o información, tan comunes en el mercado de medicamentos. Si el mercado presenta fallas, como sugiere esta entrevista al Ministro y otras previas, el Estado debe intervenir efectivamente para corregir estas fallas. Eso es lo que, aparentemente, no está ocurriendo. De hecho, no es obvio que si quiera tengan claro cuáles son las fallas de mercado que habría que atender. La responsabilidad es de las autoridades. Las reflexiones éticas del Ministro no son suficientes para mejorar la situación de los consumidores.