Vaso de leche ¿cortada?

25 de febrero del 2011
Para la Contraloría, programa del Vaso de Leche hace agua.Autoridades ni siquiera saben cuántos beneficiarios tiene el programa social. Apenas 12 empresas concentran el 50% de las ventas de estos alimentos a nivel nacional. (Perú 21 23/02/2011)
Durante la gestión de Alfonso Barrantes en la Municipalidad de Lima se creó el Programa del Vaso de Leche para mejorar la nutrición de niños pobres. Se organizaron comités de madres que ejecutaban el programa. En los años de la crisis de la deuda latinoamericana, tras el fiasco del «capitalismo de Estado» de nuestros socialistas del siglo XX, cuando las autoridades se referían a Sendero Luminoso como una «banda de abigeos», en época de desembalses, antes del desastre económico y moral de Alan I, el programa palió efectivamente parte del desmadre y fue un importante experimento de organización social.
Hace ya muchos años, la investigadora Lorena Alcázar, entonces en Instituto Apoyo y hoy en el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), publicó el ya clásico «Las pérdidas en el camino, fugas en el gasto público: transferencias municipales, vaso de leche y sector educación«. El dato que más recordamos del estudio es que de, digamos, S/. 100 asignados al Programa del Vaso de Leche, sólo llegaban al niño alrededor de S/. 30. Datos más recientes apuntan a groseros niveles de filtración -porcentaje de personas que no deberían recibir un vaso de leche que lo hacen- y subcobertura -porcentaje de niños que deberían recibir un vaso de leche y no lo hacen.
Son muchos los vicios del programa vigente, algunos de los cuales son señalados en el informe de la Contraloría. Como lo hemos mencionado antes (CD 01/07/2009), el padrón de beneficiarios incluye a muchos que no debiera y excluye a muchos que debiera. Para corregir este problema, simplemente hay que aplicar el Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH). Ancianos que ya no retienen calcio, por ejemplo, reciben el vaso de leche, que generalmente incluye cereales en estos tiempos. A veces a los niños se les diluye la ración, en ocasiones se les da jugo o gelatina en agua. Quizás para los niños sean días de fiesta, ya que no toman la aburrida leche. Pero el aporte nutricional, es nulo o negativo. Existen empresas proveedoras de leche que sobornan a algunas madres de los comités para que las elijan, con canastas, útiles escolares o celulares pagados. Algunas de estas empresas contribuyeron a desbaratar a la Bolsa de Productos, que hizo lo suyo, con tal de no proveer al Estado de manera transparente y competitiva. La mayoría de estos vicios tienen que ver con tres factores: corrupción, corrupción y corrupción.
Pese a que sabemos que esto es así hace años, no actuamos. Tenemos amplísima evidencia anecdótica; estudios de Lorena Alcázar, Enrique Vásquez y otros investigadores, datos como los que ya citamos y reproducimos en el siguiente gráfico. Pero criticar el vaso de leche es un tema tabú. El programa tiene significado político por lo que representó en su origen. Además, algunos dicen ¿cómo le vamos a quitar la leche a los niños?. No debe quitarse, necesariamente, la leche (con cereales). Ello dependerá del impacto del programa, que tampoco tiene línea de base y para el cual no se ha hecho una evaluación de impacto, hasta donde sabemos. Depende, además, del impacto de este programa en comparación a otros programas nutricionales y al Programa Juntos de transferencias monetarias condicionadas. La recomendación técnica no es tan compleja. La decisión política de enfrentar la corrupción, los símbolos políticos y adoptar la mejor decisión para los niños y los peruanos es la que no está.
Fuere cual fuere la decisión técnica, que suponemos sería el Juntos urbano al que se oponen muchos, debemos rescatar un gran activo del Programa del Vaso de Leche. El capital social de las centenas de comités de madres que actúan honestamente y no utilizan sus cargos como plataforma política. Si se decidiera descontinuar el Programa del Vaso de Leche, habría que utilizar a los comités de madres sanos, que también se conocen, para ejecutar otros programas de asistencia social.