Cambios tributarios deben ir en línea con lo que sería una verdadera reforma del sistema
27 de noviembre de 2006
El Ejecutivo solicitó al Congreso de la República facultades legislativas por 90 días con el propósito de llevar a cabo una reforma tributaria. El gobierno propone modificar legislación para pago de deudas tributarias, pues considera que se debe flexibilizar la regulación a favor de los contribuyentes. La Confiep y la Cámara de Comercio apoyan la iniciativa, mientras que la SNI se muestra cautelosa. (Semanam@il y diarios)
Ya estamos (mal) acostumbrados a la pesadilla de los cambios tributarios de fin de año. Es parte de la tortura que inflige el sistema vigente al contribuyente. Aunque esta vez será peor, no hay motivo para alarma o incertidumbre porque no habrá grandes cambios. Ya antes el propio Ejecutivo lo adelantó. Si bien hoy es el momento oportuno para discutir y planificar una verdadera reforma, no creemos que se haga. Se trata de los parches de siempre, aunque esta vez se ha escuchado al sector privado y se intentaría, según entendemos, recoger algunas propuestas; las que no afectan directamente la recaudación. Lo más probable es que no haya cambios sustanciales, sino sólo algunos pequeños arreglos para agilizar el sistema (eso es positivo), manteniendo la configuración actual. Así, el ITAN podría cambiar de nombre para dejar de ser «temporal»; el ITF sería perfeccionado para sellar algunos huecos que quedan; y se revisarían algunas exoneraciones, entre ellas las del IR a las ganancias de capital. Las demás modificaciones serían de forma, no de fondo.
Haría bien el Congreso autorizando la delegación. Así, se aislaría la influencia política de un tema netamente técnico. De hecho, se necesitan correcciones porque el marco actual es frustrante para el contribuyente. El objetivo del Ejecutivo es aprovechar su experiencia en la materia para aumentar la presión tributaria (hoy en 15% del PBI). Según la OECD, la presión tributaria debe aumentar para permitir superar los principales obstáculos al crecimiento, como la baja calidad de la educación, la carencia de infraestructura y los pocos incentivos para formalizar el trabajo, temas en los cuales el Perú no mejoró, porque cuando hubo aumentos en la presión tributaria, estos se destinaron a incrementar sueldos. Ojalá esta vez, no suceda lo mismo.
Con los cambios, se puede aumentar la recaudación, pero eso no necesariamente dará sostenibilidad a los ingresos fiscales, como sí haría, por ejemplo un sistema de presupuesto por resultados para la Sunat. Los cambios deben hacerse pensando en un horizonte de largo plazo, en cómo hacer sostenibles los ingresos y en cómo dejar un marco atractivo para la inversión. Los temas claves son: la informalidad de la economía, la rigidez del sistema tributario por el exceso de formalismo y la estabilidad de las normas.
Evolución de los Ingresos Tributarios del Gobierno Central (Variación en Porcentajes), 1T94-3T06
Fuentes: BCRP e INEI / Elaboración: Instituto Peruano de Economía
Los ingresos tributarios mejoraron sustancialmente con la mayor actividad económica, impulsada por las exportaciones de minerales. El sistema tributario necesita cambios que hagan sostenibles los ingresos fiscales. Eso requiere una reforma tributaria que no se hará en 90 días. Sin embargo, deberían estudiarse ahora los cambios que tarde o temprano deberemos hacer para subirnos al tren del desarrollo.