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Prensa

Consumo privado y PBI

14. 02. 2020

14 de febrero del 2020
El Peruano

 
El avance del empleo formal privado, el incremento de la colocación de créditos, la mejora de las expectativas empresariales, la construcción de más centros comerciales y el desarrollo de proyectos habitacionales son algunos de los factores que incidirán en la expansión del consumo privado en el orden del 3.2% para este año, tal como lo prevén el Instituto Peruano de Economía (IPE) y la Asociación Automotriz del Perú.

La importancia de este indicador radica en que el consumo privado explica el 65% del producto bruto interno (PBI) del país, y si bien logramos una expansión del 3.8% en el 2018 y aún no hay resultados oficiales del 2019, la proyección de ambas instituciones apunta a una mejora sostenida para el presente año.

Si bien los grandes proyectos de infraestructura aún se encuentran en plena ejecución y el país sufre los efectos de las lluvias torrenciales que castigan a diversas regiones, esos pronósticos positivos, provenientes del sector privado, nos colocarían nuevamente con el PBI más descollante en la región durante el ejercicio 2020.

El Poder Ejecutivo aporta a ese buen panorama con la aceleración del gasto público, la promoción y agilización de la inversión privada, y la simplificación administrativa para el sector corporativo y la ciudadanía, y así mantener el dinamismo de la economía y el ritmo de crecimiento del PBI.

Estas buenas predicciones confirman la solidez de la economía peruana al sortear imponderables de tipo financiero e incluso climáticos, y continuar ese desenvolvimiento expeditivo a prueba de baches internos o caídas de precios en el mercado internacional.

Lo importante aquí es que el Gobierno ha generado un marco promotor e instrumentos para aprovechar esas fortalezas reflejadas en indicadores fiscales y monetarios que han facilitado precisamente un crecimiento sostenido de varios años consecutivos.

Y aunque el desempeño económico del país es lo suficientemente óptimo, las mismas entidades privadas también concordaron en que el Gobierno no debe caer en la autocomplacencia de tener una buena expansión de indicadores y que debe estar atento a su desarrollo, a fin de evitar cualquier tipo de tropiezo que afecte el ámbito institucional, la inversión pública y el capital extranjero directo, todos ellos elementos complementarios.

El PBI se ha convertido en un referente ineludible de cualquier gobierno para ajustar las políticas a futuro. Y si bien nuestro país posee un PBI estable frente a los vaivenes que se registran en el mundo, el Ejecutivo hace esfuerzos para superar la cifra promedio con un conjunto de herramientas que aporten, por lo menos, hasta un punto porcentual.

Así, la perspectiva de crecimiento para este año sigue al tope, especialmente porque la Nación goza de uno de los regímenes de inversión con mayor efecto promotor en el mundo, un respaldo macroeconómico sólido contra choques externos, y diversos sectores de intensa expansión que aportan de manera significativa.
 
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