El 96% de los independientes en riesgo de no tener pensión
Informe IPE – El Comercio
Desde la creación del sistema de pensiones en el Perú, se han registrado avances en cobertura, aunque con marcadas diferencias entre trabajadores dependientes e independientes. Esto se debe, en gran parte, a que el sistema previsional contributivo, casi por definición, está diseñado para trabajadores dependientes. La muy baja inclusión de los independientes, cuyas condiciones laborales son muy heterogéneas, requiere de reformas integrales para evitar que caigan en una situación de pobreza durante su vejez.
Brecha de pensiones
La diferencia en la cobertura del sistema de pensiones entre los trabajadores dependientes e independientes se ha ampliado en los últimos 16 años. Mientras que la proporción de dependientes afiliados al sistema previsional aumentó de 39% en el 2005 a 5 6% en el 2021, el incremento de la cobertura entre los independientes apenas pasó de 9% a 21% en el mismo período. Sin embargo, estar afiliado no asegura una contribución efectiva que permita acceder a una mejor pensión de jubilación.
Según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), el porcentaje de trabajadores independientes afiliados al sistema previsional que aportó en los últimos doce meses únicamente pasó de 2% en el 2005 a 4% en el 2021. Es decir, el 96% de los independientes estarían en riesgo de no tener una pensión. La falta de contribuciones efectivas de los trabajadores independientes, que representan más del 40% del total de la fuerza laboral nacional ocupada, puede resultaren una falta de ahorro para su jubilación y un mayor riesgo de ser pobres durante su vejez.
Radiografía independiente
En comparación con los trabajadores dependientes o asalariados, los independientes suelen emplearse en sectores económicos menos productivos y que proveen menores ingresos, como agropecuario y comercio, que predominan en los segmentos de ingresos más bajos, según datos de la Enaho. Por ejemplo, en el quintil más bajo (20% con menores ingresos), el 63% de trabajadores están empleados en dichos sectores, de acuerdo con cálculos del IPE. Por el contrario, los dependientes laboran mayormente en los sectores servicios e industria, que están asociados a mayores ingresos. En particular, en el quintil más alto, el 74% está empleado en dichos sectores.
Otro aspecto que caracteriza a los trabajadores independientes es la considerable disparidad de ingresos que existe dentro de este grupo. En efecto, uno de cada tres trabajadores independientes se ubica en el quintil más bajo de ingresos, con una remuneración promedio mensual de S/193. Por otro lado, el quintil de ingresos más altos solo incluye al 10% de trabajadores independientes y logra un ingreso promedio de S/3.335 al mes, más de 17 veces que el quintil de menores ingresos.
El bajo nivel de ingresos de la mayoría de independientes hace virtualmente imposible que aporten al sistema previsional con el diseño actual. Además, su bajo nivel de cotización los obligaría a contribuir por más tiempo para acceder a una mejor jubilación. Por ejemplo, un independiente que percibe salarios cercanos a una remuneración mínima vital (RMV) a lo largo de su vida laboral tendría que registrar 40 años de aportes efectivos para alcanzar una pensión de un valor similar, tiempo que se reduce a diez años si es que se compara con un trabajador que percibe ingresos equivalentes a cinco RMV.
Opciones de política
Cualquier reforma para elevar la cobertura de sistema previsional en los trabajadores independientes inevitablemente demandará recursos fiscales y debería financiar solo a los más vulnerables, no a los que más tienen. Por ello, la atención a esta problemática requiere una estrategia focalizada y adecuada a las diversas características que muestra este gran segmento del mercado laboral.
Para evitar que los independientes de muy bajos ingresos caigan en una situación de pobreza en la vejez, una alternativa consiste en expandir la cobertura de Pensión 65, de extrema pobreza a pobreza, para todos los mayores de 65 años. Esta medida necesitará una reducción de las filtraciones del programa y tendría un costo fiscal de alrededor de S/ 270 millones por año, según cálculos del IPE.
En el caso de los trabajadores independientes de ingresos medios, la limitada cobertura y baja frecuencia de aportes requiere, por un lado, de la creación de incentivos financieros desde el Estado que complementen o emparejen los aportes que estos trabajadores realicen a sus fondos de jubilación. Esto significa que, por cada sol que destinen para su vejez, el Estado brindaría un monto proporcional a estos aportes. Asimismo, para facilitar las contribuciones previsionales, este esquema podría apoyarse en la infraestructura digital desarrollada por las billeteras móviles.
En lugar de acciones aisladas y contraproducentes como las que se han implementado en los últimos años, la situación del sistema de pensiones en el Perú exige cambios con un enfoque integral para convertirlo en un esquema más inclusivo. No considerarlas particularidades del empleo independiente en el Perú provocará que el debate alrededor de la reforma previsional continúe acotado a un pequeño grupo de trabajadores, a costa de la exclusión de la gran mayoría.
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