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Gestión que hace agua

15. 09. 2022

Columna de Miguel Palomino, presidente del IPE, publicada en La República.

El servicio de agua potable y alcantarillado con el cual debería poder contar la población del Perú es insuficiente, aun cuando ha habido importantes mejoras en la última década. La problemática del servicio es diferente en zonas rurales que en zonas urbanas, entre otras cosas porque en zonas rurales resulta muy caro tender una red pública de agua y alcantarillado (aunque existen alternativas no tan caras). Por ello, en esta columna solo nos referiremos a la problemática de los servicios de agua potable y alcantarillado (SAPA) en ciudades capitales de región de la sierra peruana.

Cuando uno revisa la información disponible sobre este servicio, se da con cuatro características generales. Primero, que existe un alcance muy variado de los SAPA entre ciudades. Segundo, que contar con agua potable no quiere decir que se tenga acceso a ella cuando se quiera, lo usual es que este servicio esté disponible solo por horas. Tercero, el costo del servicio varía mucho de ciudad en ciudad y este no guarda relación con la calidad del mismo. Cuarto, el servicio de alcantarillado es bastante peor que el servicio de agua.

¿Por qué son tan distintos los resultados? En buena parte porque los SAPA son responsabilidad de las autoridades locales, lo que hace que la experiencia de gestión sea variopinta. Además, en muchos casos las empresas municipales están en apuros financieros por no cobrar lo que deberían para cubrir los costos del servicio.

Ocurre que ninguna municipalidad quiere tomar una medida tan impopular como cobrar más por el agua. Como consecuencia, no pueden ampliar el servicio para los que no lo tienen. El resultado es que los más pobres compran el agua mucho más cara e incluso insalubre (por ejemplo, de aguateros), por lo cual, entre otras cosas, se enferman más.

Para muestra, en el 2011 Cerro de Pasco y Puno eran las dos ciudades capitales regionales de la sierra que tenían peor cobertura de agua. Al 2021, Cerro de Pasco era una de las mejores, aumentando su cobertura en 40 puntos porcentuales, mientras que Puno ha quedado como la peor (aunque mejoró). ¿Qué explica este hecho?

Como dije antes, gestión adecuada. En muchas municipalidades existe carencia de profesionales, en parte porque rotan mucho, en parte por escasez de presupuesto. Pero basta con que una obra tenga los estudios de factibilidad adecuados y se contrate a un buen operador para ejecutarla y el problema se acabó. Eso es precisamente lo que ocurrió en Cerro de Pasco. Luego de años con un proyecto inadecuado que paralizó las obras, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento encargó a una prestigiosa empresa construirla y la obra se concluyó. Similar experiencia se ha tenido con las inversiones de la reconstrucción con cambios.

Con respecto a la tarifa por agua, esta generalmente es muy baja y por lo tanto la empresa no puede aumentar sus servicios. En 2021, dos tercios de las ciudades cobraban menos en términos reales (es decir descontando la inflación) que lo que cobraban por agua el 2011. Justamente Cerro de Pasco, con un incremento real de 50%, es la que más aumentó, aunque el costo sigue siendo menor al promedio. No olvidemos que hay que considerar entre la falta de cobro el robo de agua y la que se pierde por tuberías rotas que suele estar alrededor de 1/3 a casi 1/2.

Otra característica importante de los SAPA es que, en promedio, cada familia de las capitales de región de la sierra solo recibe 18 horas de agua potable al día. Y solo dos tercios tienen servicio de alcantarillado. Nuevamente Cerro de Pasco, con 20.2 horas al día de servicio y 84% de cobertura de alcantarillado, tiene uno de los niveles más altos.

Que estas elecciones municipales los votantes elijan a los mejores candidatos, no porque hablaron bien, sino por los planes concretos, los deseos de trabajar y la honestidad que todo funcionario público debe tener.

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