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Columnas de opiniónPrensa

‘Muito obrigado’, Brasil, pero lo mejor es que concursemos el diseño del tren

16. 03. 2012

16 de marzo del 2012
El Comercio

Un titular reciente del “diario de economía y negocios” rezaba “Banco brasileño dispuesto a financiar tren de Brasil a Perú”. Para quien se preguntaba si sería verdad tanta belleza, el subtítulo aclaraba las cosas: “El BNDES [Banco de Desarrollo de Brasil] financiaría los estudios de perfil, factibilidad, impacto ambiental y el expediente técnico del proyecto”. Como se imaginarán nuestros lectores, estos estudios representan una pequeña fracción del valor de este tipo de inversiones.

El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (http:// www.bndes.gov.br/Site- BNDES/bndes/bndes_es/ Institucional/BNDES/) es, en algún sentido, parecido al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF), pero tiene una cartera de créditos mucho mayor que los dos sumados y es además un instrumento activo de la política industrial del Gobierno Brasileño. Por ello, está expuesto, en mucha mayor medida, a injerencia política en sus decisiones. El BNDES participa en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA, ver recuadro) que incluyó varios gigantescos proyectos de construcción de carreteras en el Perú. También participaría en el financiamiento del gasoducto del sur, el polo petroquímico y los proyectos hidroeléctricos que se harían en la selva peruana, ya que todos estos proyectos son liderados por grandes empresas brasileñas.

Regalos que cuestan caro
En diversas oportunidades hemos sostenido que en nuestro país existe un serio y crónico problema en la forma en que se toman las decisiones referentes a los grandes proyectos de inversión en los que se requiere participación del Estado. Usualmente, el orden en que se toman las decisiones es errado y el proyecto del tren transamazónico, independientemente de sus méritos, es un caso más del mismo error. Se nos plantea un proyecto dado y se nos pide decidir si procede o no, en lugar de partir por el comienzo y evaluar desde un inicio las opciones existentes para luego escoger la que más nos conviene.

Si aceptamos la propuesta facilitada por la infinita generosidad del Estado Brasileño, es muy probable que terminemos optando por un megaproyecto de inversión que no sería diseñado ni ejecutado de la manera que más conviene a la sociedad peruana. El que un proyecto traiga bienestar no quiere decir que no se pueda haber diseñado de manera que lo haga aun mejor. El diseño e implementación de un proyecto responde a lo que resulte más favorable para los intereses de quienes lo manejan. Usualmente, estos intereses no coinciden plenamente con los intereses del país. El caso de las carreteras de IIRSA es un buen ejemplo. Nadie duda de que construir grandes carreteras traiga muchos beneficios. El punto es que es muy importante también el proceso de decisión respecto a cómo se diseñan y ejecutan las obras para que sean más adecuadas y menos costosas. El proceso de decisión en el caso de las IIRSA estuvo muy lejos de ser ideal.

Hay que saber usar nuestros propios recursos
Si fuéramos un país sin acceso al mercado de capitales, sin recursos fiscales propios y repelente a la inversión privada, posiblemente nos convendría aceptar este presente griego. No lo somos. El Gobierno Peruano se financia a tasas de interés más bajas que las que obtiene el Gobierno Brasileño. Nuestra situación fiscal es mejor en todo sentido. La importancia económica relativa de la inversión privada, doméstica y extranjera, es mayor en nuestro país que en Brasil. Lo que sí es ‘mais grande’ en Brasil es la importancia económica del Estado.

Que concursen
Si el generoso BNDES quiere subsidiar a empresas brasileñas para que ganen el concurso, sujeto a estándares muy exigentes para calificar como postor, enhorabuena. Es una decisión soberana del pueblo brasileño utilizar los recursos fiscales como les parezca. Si quieren subsidiar a la empresa que elaborará los estudios necesarios para echar a andar la pelota, también les diremos ‘muito obrigado’ (muchas gracias).

Ya es hora de que tomemos las riendas
Pero ya basta de comprometernos ofreciéndonos financiar estudios (una parte ínfima de la inversión total), para luego desarrollar un proyecto diseñado como les conviene, pero que no es obvio que sea la opción que más nos convenga, considerando experiencias anteriores. Para dejar de depender de las opciones preparadas por terceros el Estado Peruano debe tener la capacidad de preparar con el apoyo de los mejores especialistas sus propias opciones, para luego concursar su ejecución. ¿Estaremos a la altura o seguiremos contentándonos con aceptar o no las propuestas de los inversionistas que sean más activos, perseverantes y bien relacionados?
 
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