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Prensa

«Nuestro país tiene una economía súper fuerte»

25. 03. 2020

24 de marzo del 2020
Perú21

 
“El problema que está encontrando el Gobierno es que la gente no está siendo muy disciplinada y está tomando muy a la ligera el peligro de contagio. Mientras más respetemos la cuarentena, hay más posibilidades de no prolongar medidas más extremas”, señala el experto.
 
Toques de queda, racionamiento de gasolina, escasez de alimentos, prohibición de comercialización de carne. Son algunos recuerdos que aún conserva de un tiempo que también fue complejo para el país, las décadas del 60 y 70. Cuando se formaba como economista.

“Una época muy difícil y frustrante”, evoca. Dejó el país porque ganó una beca para un doctorado en la Universidad de Cornell. Regresó al Perú y lo nombraron viceministro en el gobierno de Fernando Belaunde, cuando ya asomaba el terrorismo. Tenía más o menos 32 años. Fue convocado para implementar una reforma en la economía. Tuvo resistencias y llegó el fenómeno de El Niño del 83. Pasó una década y volvió al Estado, básicamente con la misma misión, esta vez en el gobierno de Alberto Fujimori. “El país estaba de rodillas: había cólera, terrorismo y las reservas eran negativas, pero la oposición a las medidas de liberalización que propuse ya no fue tan grande”, precisa.

Hoy al Perú le toca vivir otro periodo difícil, esta vez por el coronavirus, uno que trae principalmente incertidumbre. Le pregunto por qué eligió ser economista. “Es fascinante. Un economista puede saber cómo maximizar el bienestar en medio de restricciones fuertes”, me dice telefónicamente en una entrevista realizada hace dos días.

El toque de queda y la incertidumbre de estos días, de alguna forma, nos trasladan a los tiempos de crisis que ha vivido el Perú.
Lo que vivimos ahora será pasajero. Tendrá costos altísimos, pero tenemos una economía súper fuerte. El problema principal es el Estado, que no es eficiente, no está organizado. En cierta medida, necesitamos más Estado. Curiosamente. Necesitamos llegar a toda la gente vulnerable y el Estado no está organizado para hacerlo. No solo hay miedo al contagio, sino también a la recesión y al desempleo.

¿Cuál es su estimación?
No sabemos aún cuánto va a durar. Un mes en esta situación puede llegar a agarrar el Producto Nacional Bruto y hacer que caiga. Tampoco es tan grave. Podríamos asistir, sobre todo, a los ingresos de los trabajadores. El problema es que la mayoría de trabajadores son informales. ¿Cómo llegas a un ambulante que vive el día a día? Ahí creo que el Gobierno tiene que aplicar medidas, primero, quirúrgicas. También hay que vigilar mucho que la gente no robe. A la vez, no hay que preocuparse por la cantidad de gasto. Si al final del año el Perú tiene un déficit de 5%, no es ningún problema porque la macroeconomía está fuerte. El Perú se puede endeudar por tres o cuatro puntos del PIB.

¿Y cómo llegar a las personas más afectadas?
A las empresas es relativamente fácil llegar a través de la banca comercial, garantizando préstamos y otros mecanismos. En el caso de los individuos, el Gobierno ha optado por llegar a un grupo con 380 soles, lo que está muy bien, pero no alcanza; entonces, yo creo que se tiene que multiplicar ese programa. Por otra parte, creo que debe haber una moratoria de un par de meses de agua, luz, teléfono, Internet. Es muy sencillo: esos pagos que no se hacen en estos dos meses se reparten a lo largo de 12 meses.

¿Debería ocurrir lo mismo con las deudas en los bancos?
Incluso, Techo Propio. Es cuestión de reprogramar la deuda de estos dos meses.

¿Qué sectores serán los más perjudicados?
Todo el sector turismo es muy grave, todo el sector de centros comerciales y luego todo el comercio ambulatorio. Por lo menos, 30% del Producto Nacional Bruto es informal y 72% del empleo es informal.

¿Cuánto impactará en el Perú el daño de las economías foráneas como la china?
Ya lo estamos sintiendo. Los precios de los minerales han caído fuertemente y nuestras exportaciones no están saliendo al ritmo que deberían. Las exportaciones van a caer en volumen y precio. Es el momento de ser bien atrevidos y no escatimar dos, tres, cuatro puntos de PBI. Para momentos como este podemos usar nuestras fortalezas. Por otra parte, el Gobierno puede ayudar muchísimo armando rápidamente un plan de infraestructura y licitando obras grandes, eso ayudaría mucho.

¿Como cuáles?
¿Por qué no está pavimentada toda la Panamericana de Tacna a Tumbes?, ¿por qué no hay tres carreteras importantes a la sierra y no solo una colapsada, como la Carretera Central? Si el Gobierno inyecta dinero en la inversión pública, la inversión privada también repuntará.

Sin embargo, si aumenta el tiempo de aislamiento social, la crisis sería mayor.
Se duplicaría el problema y la necesidad de actuar. El problema que está encontrando el Gobierno es que la gente no está siendo muy disciplinada y está tomando muy a la ligera el peligro de contagio. Por ejemplo, no sé cómo estará Juliaca, que es una gran plaza comercial con un altísimo grado de informalidad.

¿Cómo hacer entender a las personas que el aislamiento también influye decisivamente en nuestra economía?
Mientras más respetemos la cuarentena, hay más posibilidades de no prolongar medidas más extremas. El Gobierno no tiene alternativa, no dejará que se expanda el virus. La gente tiene que usar su distancia social como si fuera una generosidad hacia el resto de la población y olvidarse de estar acaparando cosas en los mercados, como si el Perú no pudiese abastecerse. El Perú tiene dinero para abastecerse de todo, no va a faltar nada.

Estos tiempos de crisis son precisos para un economista porque plantean retos.
Muchas de las cosas que he propuesto en esta entrevista son cosas que jamás propondría en épocas normales. Te diría que hay que bajar el déficit al mínimo posible, hay que cuidar el gasto estatal al mínimo posible. Esas serían mis recomendaciones en tiempos normales. Pero es importante que el economista no sea dogmático.
 

AUTOFICHA:

– “Nací en Arequipa, tengo 73 años y me llamo Roberto Abusada Salah, como el jugador de fútbol; nunca pensé ser futbolista, no tengo aptitud para los deportes. Mis padres fueron palestinos, inmigrantes cristianos. Se fueron primero a Puno, en el año 20 del siglo pasado”.

– “Salí del colegio y entré a Ciencias Económicas de la PUCP. Enseñé unos 10 años en la Católica y en otras universidades del Perú y del extranjero, como Boston University. Tengo una hija economista y otro hijo administrador. Soy presidente del Instituto Peruano de Economía”.

– “A los 22, 23 años he tenido la suerte y el ejemplo de gente como Richard Webb, a quien considero mi mentor. La economía es una carrera fascinante. Es entender cómo funciona un país y cómo funciona el mercado, cómo toman decisiones las empresas y cómo toman decisiones los individuos”.
 
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