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Prensa

Una emergencia predecible

1. 05. 2017

1 de mayo del 2017
El Comercio
 
Cinco ministerios reúnen el 90% del presupuesto para llevar a cabo las actividades de prevención y atención de la emergencia.

En el marco de la aprobación del Plan de Reconstrucción ante los desastres naturales ocasionados por El Niño costero, es interesante notar que, durante el 2016, catorce regiones se declararon en emergencia ante los inclementes efectos de las heladas y friajes. Dicho fenómeno ocasionó la muerte de 110 menores de 5 años a consecuencia de infecciones respiratorias agudas y afectó a más de 930 mil peruanos. ¿Cómo se viene preparando el Perú para un fenómeno natural que –a diferencia de El Niño costero– es tan grave como predecible?

—Los números de este año—

Desde el 2012 se viene ejecutando el Plan Multisectorial ante Heladas y Friaje que tiene como objetivo reducir la vulnerabilidad a estos fenómenos a través de la distribución de bienes y servicios. El esfuerzo es encabezado por la PCM, ente rector del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sinagerd).

El presupuesto para el 2017 asciende a S/107 millones y está distribuido en diez entidades estatales aparte de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). La mayor proporción asignada corresponde al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (S/37,8 millones), seguido del Ministerio de Salud (S/20,3 millones), el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) (S/13,6), el Ministerio de Educación (S/12,5 millones) y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (S/11,1 millones), que en conjunto concentran casi el 90% del presupuesto del plan.

Este año, a diferencia de años anteriores, se incluyó al Midis en el plan para asegurar la continuidad operativa de programas sociales como Cuna Más y Foncodes. Anualmente, se les ha otorgado mayor presupuesto a las categorías de salud (vacunas), vivienda (viviendas mejoradas), educación (acondicionamiento de escuelas) y energía (electrificación rural).

El presupuesto del plan para este año es menor al del 2016 debido, principalmente, a la menor cantidad de proyectos de electrificación rural (5) en comparación con el año anterior (18), y a la disminución en el presupuesto para el acondicionamiento térmico de las escuelas. Sin embargo, se mantienen los recursos para adquirir casi la misma cantidad de kits de abrigos y frazadas, así como kits veterinarios y de semillas de cultivo.

—En la agricultura—

La prevención resulta especialmente importante para el sector agrícola, uno de los más golpeados con estos fenómenos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), los métodos de protección para los cultivos ante las heladas pueden ser pasivos (prevención) o activos (mitigación).

En países como Nueva Zelanda y Brasil, donde también se presentan heladas, la mayor parte del presupuesto está destinado a la prevención. Este consiste en el mapeo de terrenos, con el fin de que los agricultores sepan dónde hay más riesgo; el endurecimiento de las semillas, que consiste en la exposición de las mismas a temperaturas extremas; el sistema de siembra directa; el humedecimiento de tierras secas; campañas informativas y jornadas de capacitación para los agricultores, entre otros. Según la FAO, en términos de costo-beneficio, si bien el gasto en prevención depende de la probabilidad de la intensidad de la helada y del valor del cultivo, la inversión en prevención es casi siempre justificada, pero no así el gasto en mitigación del daño cuando este ya está hecho. Una lección para tomar nota en la distribución del presupuesto del plan multisectorial nacional.

—Los más vulnerables—

Las heladas y el friaje afectan, principalmente, a la población del ámbito rural de las regiones de la sierra sur y la selva, respectivamente.
Según información del INEI, al 2015, la prevalencia de la pobreza monetaria en aquellas zonas asciende en promedio a 40,1%, en comparación con el promedio nacional de pobreza de 21,8%.
En cuanto a la dotación de la vivienda, para el 63,4% la tierra es el material predominante del piso, para el 69,1% el techo está compuesto principalmente de planchas de calamina y el 46,8% usa la leña o el carbón como el principal combustible para cocinar.

 

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