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¿Somos productivos los peruanos?

15. 11. 2023

Columna de Miguel Palomino, presidente del IPE, publicada en La República.

En los últimos tiempos se ha cuestionado cuál es la fuente de aumento de los ingresos de los trabajadores. Hay quienes dicen que estos dependen fundamentalmente de la productividad de los trabajadores y hay quienes dicen que dependen fundamentalmente de los derechos que estos tienen. Ambas posiciones ayudan a entender la pregunta, pero solo una es “fundamentalmente” correcta.

Quienes se inclinan por la ­ explicación basada en los derechos de los trabajadores arguyen que sin ellos no existe la posibilidad de “negociar” con el empleador para obtener el ­ salario más elevado que se pueda. Aun si aceptáramos este argumento, que tiene serias deficiencias, este tiene una visión estática de los ingresos por trabajo, en la cual, una vez que se ha “negociado” lo mejor posible, ya no hay espacio para mayores ingresos. Esto es absurdo.

Quienes tienen una visión más ­ dinámica se inclinan por decir que el ingreso de los trabajadores depende fundamentalmente de su productividad, lo cual, a su vez, dependerá de su laboriosidad, su disponibilidad de herramientas y maquinaria y su conocimiento en general del trabajo que realice.

Por ello, un trabajador del sector electricidad gana un salario mucho mayor que el de un vendedor ambulante. No es que haya “negociado” mejor que el ambulante, quien, dicho sea de paso, solo tiene que “negociar” consigo mismo. Es que en el sector eléctrico cada trabajador cuenta con millones de soles en maquinaria que le asistirán en su producción. En ­ contraste, el trabajador ambulante no cuenta casi con capital, lo que ­ restringe su productividad y, por lo tanto, sus ingresos.

Esta visión dinámica es sin duda la más acertada para explicar las ­ tendencias a largo plazo del ingreso de los trabajadores. Esto explica por qué según el Banco Central de Reserva el ingreso promedio real de todos los trabajadores peruanos se multiplicó por 2,5 entre 1990 y el 2019. La ­ productividad del trabajador promedio en el Perú creció mucho y con ello ­ aumentó su ingreso.

Mientras, los mismos que ­ sostienen que son los derechos de los ­ trabajadores los que fundamentalmente explican el aumento de salarios sostienen que con la Constitución de 1993 se abandonaron muchos derechos fundamentales de los ­ trabajadores. Pónganse de acuerdo, ¿cómo aumentaron los ingresos entonces? Son las mejoras en la ­ productividad las que han permitido impulsar un aumento significativo en los salarios reales.

El problema central con el ­ argumento que afirma que los derechos del trabajador explican los aumentos de salario es que no aplica a tres cuartas partes de los peruanos que no tienen un empleo formal. Como señalé antes, ¿con quién “negocia” su salario el ­ vendedor ambulante? Más aún, ¿Cómo “negocian” su salario quienes son asalariados, pero no tienen ­ ningún derecho laboral?

Al mismo tiempo, es obvio que para el campesino dueño de su ­ parcela su ingreso dependerá de su productividad.

Lo fundamental no es la ­ propiedad de la tierra (hay muchos ­ pequeños campesinos con tierra y a la ­ mayoría no le va muy bien). La verdadera pregunta es ¿Qué oportunidades ­ alternativas de trabajo tiene ese campe- sino o cualquier trabajador urbano? Si tienen la suerte de tener acceso a un trabajo de alta productividad, ­ ganarán, casi con seguridad, mucho mejor que en una microempresa o ­ trabajando por su cuenta.

Según la Comisión Económica para América Latina, en el Perú, quien trabaja en una empresa con más de 250 trabajadores es en ­ promedio 16 veces más productivo que quien trabaja en una empresa con hasta 10 trabajadores. Por ello, es importante que se implementen ­ políticas que promuevan la inversión privada y la capacitación de ­ trabajadores. Esto permitirá que muchos peruanos puedan tener acceso a ­ trabajos más productivos ­ demostrando que los peruanos sí podemos ser productivos.

Sobre cómo podemos lograr esto, queda para una próxima columna.

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